Un llamado de urgencia lanzaron los pescadores y habitantes de Nueva Venecia, en Magdalena, por la crisis ambiental que atraviesa la ciénaga de Pajaral, de la Ciénaga Grande de Santa Marta, debido a la alta proliferación de especies invasoras que están dejando sin oxígeno a los peces y agudizando la contaminación de este cuerpo de agua.

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Se trata de las plantas macrófitas ‘Cola de caballo’ (Hydrilla verticillata) y Taruya (Eichhornia crassipes), que es un tipo de vegetación acuática que se viene formando, desde hace varios meses, con extensas capas que dificultan la labor pesquera y pone en riesgo la seguridad alimentaria de la población residente de esta zona palafítica.

“Hoy tenemos problemas como saneamiento básico, agua potable y lo que sería la pérdida de oxígeno de la Ciénaga Grande de Santa Marta por la presencia de las algas que están obstruyendo el paso de embarcaciones. Esta situación no se puede ocultar, por el contrario, debe mostrarse para encontrarle una solución”, manifestó Carlos Ibáñez, guía turístico y residente de Nueva Venecia.

Entretanto, César Rodríguez, presidente de la Junta Administradora Local (JAL), expuso la lucha constante de las comunidades de Nueva Venecia por la recuperación de la ciénaga y hacerle frente al impacto que ha recibido la principal fuente de trabajo y subsistencia de la población.

Indicó que estos problemas de contaminación han derivado serias dificultades, además de representar una amenaza permanente a la biodiversidad, en este complejo lagunar declarado sitio Ramsar y Reserva de la Biosfera por la Unesco.

“La ciénaga era mucho más extensa y había más biodiversidad, es triste ver cómo se ha afectado. La gente, en pasados años, vivía tranquila porque encontraba sostenibilidad en los recursos que proveía la ciénaga, toda la comunidad vive totalmente de la pesca”, declaró uno de los habitantes de este pueblo palafítico.

Monitoreo multiespectral

Esta problemática toma mayor trascendencia tras conocerse el análisis multiespectral realizado por la empresa barranquillera Maxdrone en la que mediante el uso de drones y procesamiento satelital con inteligencia artificial evidenció la presencia y rápida expansión de estas especies invasoras en la ciénaga.

“Estuvimos en Nueva Venecia, invitados por los propios pescadores, quienes nos alertaron sobre un problema que ya no puede seguir esperando. La expansión descontrolada de la planta invasora conocida como ‘Cola de caballo’. Una especie que está cegando caños, colmatando ensenadas y matando peces al cortar el oxígeno del agua. Literalmente está enfermando el ecosistema”, expuso José Otero, CEO de Maxdrone, empresa que adelantó el monitoreo.

Sostuvo que en alianza con la comunidad se ejecutó un sobrevuelo en la zona usando drones con cámaras multiespectrales bajo la metodología Ecodron, en la que les permitió identificar zonas críticas y levantar datos técnicos que actualizan el estado real de la ciénaga.  

Del monitoreo resultaron “datos útiles y accionables”, afirmó Otero.

“El monitoreo en Nueva Venecia, que complementa los estudios fisicoquímicos de Corpomag, revela concentraciones de biomasa que superan todos los umbrales críticos para la navegabilidad. Los histogramas —gráficos de barras que muestran patrones de crecimiento— evidencian una colonización más veloz de lo previsto, afectando la calidad del agua, los recursos piscícolas y convirtiendo la navegación en una lucha diaria para 1.200 habitantes”, expuso Maiker Rojas, ingeniero especialista en análisis multiespectral.

Esta información se suma a los estudios realizados por la Autoridad Ambiental del Magdalena (Corpamag) en los que se confirma, de acuerdo con los datos entregados, una “pérdida significativa” de la capacidad de la Ciénaga Grande para “auto depurarse”.

“Se detectaron altos niveles de coliformes totales (bacterias indicadoras de contaminación fecal), déficit severo de oxígeno disuelto y una demanda bioquímica de oxígeno muy superior a la capacidad natural del cuerpo de agua. Además, alarmantes niveles de contaminación orgánica en sectores del pueblo palafito, poniendo en riesgo la salud de las familias que viven sobre estas aguas”, apuntó el CEO de Maxdrone.

Agregó que los datos y mapas espectrales ya fueron compartidos con la comunidad y están a disposición de autoridades e investigadores.

Desde Corpomag, aseguró Otero, se anunciaron jornadas de limpieza mecánica inmediatas y la creación de una mesa técnica comunitaria para abordar la situación.

Afectaciones y acciones

Karina Castellanos, bióloga y Decana de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad del Atlántico, explicó que las especies invasoras y en especial, las macrófitas, contribuyen a la eutrofización del cuerpo de agua, es decir que producen un exceso de nutrientes, en especial nitrógeno y fósforo, que cambian las condiciones ecológicas del ecosistema y, en consecuencia, afecta a las especies poco tolerantes a estos cambios.

Indicó que la presencia de estas plantas provoca bajas de oxígeno que afectan a peces y a todas las formas de vida del complejo lagunar. Además, dijo, bajan el pH y lo acidifican con su descomposición por el aumento de materia orgánica.

Sostuvo que este tipo de situaciones plantean unas soluciones bastante complejas porque son “multidimensionales”.

“Los sistemas naturales tienen una dinámica que implica cierre y apertura de barras, por ejemplo, para poder cambiar las condiciones del sistema acuático. Sin embargo, el hecho de que se haya construido la vía hace tantos años y que afectara a esa dinámica ha repercutido en el mediano y largo plazo sobre el mantenimiento de la dinámica normal de un sistema delta estuarino como es Ciénaga Grande Santa Marta”, afirmó.

Precisó que es importante buscar la manera de mantener esos flujos para que el agua tenga las variaciones necesarias de salinidad o la introducción de agua dulce para mantener estable un pH que evite la proliferación de especies que son invasoras de los territorios.

“El tema es complejo por cuanto hay procesos que ya son irreversibles y la dinámica natural sería mantener unos caños limpios, evitar el aumento de materia orgánica en el sistema con descargas de las zonas aledañas, sabemos que hay mucha expansión de esos territorios con población adyacente o de pronto todo lo que llega por escorrentías al cuerpo de agua y está impactando también su calidad, que terminan desencadenando estos procesos de proliferación de macrófitas”, agregó.

Insistió en que son muchas las acciones y las responsabilidades que deben ejecutar todos los actores involucrados, entre entes territoriales, autoridades ambientales y la población, para resolver la problemática.

“Este tipo de alteraciones al final se revierten en las propias comunidades, porque esto afecta el recurso pesquero, la manutención de las propias asociaciones de los pescadores que cada vez se ven más diezmados estos procesos. Hay especies que tienen todo su ciclo de vida dentro de la ciénaga, otros que llegan a desovar, y desarrollan allí la parte reproductiva. Entonces, variaciones en la calidad del agua terminan afectando el hecho de que se puedan desarrollar esta parte de su ciclo biológico y asimismo la presencia de las especies en las tallas en las que puedan capturarse y darle sostenibilidad a la actividad económica de la pesca”, apuntó la experta.